El desafío de la página en blanco supera ampliamente el de las prendas de televisión, el instante decisivo de dar vida, matar la muerte de la página en blanco y parir creatividad.
El volumen al mango mientras suena esa canción que estimula la memoria emotiva, el viaje a la estratosfera de los recuerdos (no siempre evocando situaciones lejanas, lejanísimas), exagerar las sensaciones y ser un personaje que transita las mesetas de un camino tan incierto como el punto y coma.
Todo acompañado de la gran incógnita “eliminar” o “guardar como”, resuelto eso se pasa directamente a “publicar” o “dejar que el destino se encargue”. El paso siguiente es cuando la voz de un viejo profesor de literatura explicaba la cualidad inherente de escribir, quien con gran contundencia afirmaba “escribir es un hecho meramente onanista y cargado de vanidad”, pero el no decía del fracaso que te agobia en el cuerpo cuando la hoja queda radiante y de plena al vacío.
“La realidad toca la puerta de Alguien, Alguien no logra reconocerlo tras el disfraz y el cabello enjambrado repleto de arena.”
25 may 2008
22 may 2008
mediocridad al fin...
Voces estériles
buscan conmoverse
tras prosas vanas.
La gran mentira
del cielo y el infierno (mediocridad al fin)
aliteraciones de un
consuelo absurdo.
Las ausencias de siempre
goce oculto
evidencia malicias vulgares.
buscan conmoverse
tras prosas vanas.
La gran mentira
del cielo y el infierno (mediocridad al fin)
aliteraciones de un
consuelo absurdo.
Las ausencias de siempre
goce oculto
evidencia malicias vulgares.
8 may 2008
Así NO!
Hoy me levanté cruzada, ¿por qué?, las razones pueden ser muchas o ninguna, ser demasiadas y crear un vacío entropico y transformarlas en nada.
“Sí te levantaste mal, no te la agarres conmigo”; “si estás de mal humor es cosa tuya”, y puede haber mucho de cierto en esto, pero como siempre llega la segunda lectura para satisfacer las necesidades del ser humano (instrumento de queja por excelencia) que intenta explicar algo tan simple como real (advertencia: lo real y la realidad son construcciones, este sitio se reserva los derechos) yo no le quiero echar la culpa a nadie de lo que siento.
Es así de simple como se los digo, no lo puedo manejar, diferentes situaciones tan pequeñas como inverosímiles como pelotudas y sin sentido colmaron mi torpe paciencia.
Mi paciencia se declaró en huelga, el DT la mando al banco de suplentes por su problema de ligamentos cruzados, el cirujano la extirpó y soy la última en la lista de espera por una donación. Tan complejo, delicado, sutil y sensible se vuelve esto que hasta el intento más generoso de consuelo es absolutamente inútil.
Y crees que vas a encontrar consuelo en ese tono de voz ajeno que del otro lado aguarda, pero el mal humor trae a una parienta cercana que se llama Mala Suerte y el abanico de posibilidades para que “el cuadro empeore” tiene todos los números del sorteo del gordo de navidad que se acaba de suspender por lluvia.
“Sí te levantaste mal, no te la agarres conmigo”; “si estás de mal humor es cosa tuya”, y puede haber mucho de cierto en esto, pero como siempre llega la segunda lectura para satisfacer las necesidades del ser humano (instrumento de queja por excelencia) que intenta explicar algo tan simple como real (advertencia: lo real y la realidad son construcciones, este sitio se reserva los derechos) yo no le quiero echar la culpa a nadie de lo que siento.
Es así de simple como se los digo, no lo puedo manejar, diferentes situaciones tan pequeñas como inverosímiles como pelotudas y sin sentido colmaron mi torpe paciencia.
Mi paciencia se declaró en huelga, el DT la mando al banco de suplentes por su problema de ligamentos cruzados, el cirujano la extirpó y soy la última en la lista de espera por una donación. Tan complejo, delicado, sutil y sensible se vuelve esto que hasta el intento más generoso de consuelo es absolutamente inútil.
Y crees que vas a encontrar consuelo en ese tono de voz ajeno que del otro lado aguarda, pero el mal humor trae a una parienta cercana que se llama Mala Suerte y el abanico de posibilidades para que “el cuadro empeore” tiene todos los números del sorteo del gordo de navidad que se acaba de suspender por lluvia.
1 may 2008
Angustia
Puedo leer miles de definiciones sobre la misma pero nada se compara con el hecho de sentirla. Justo en el medio del pecho, presionando, obligando a las lágrimas a salir, ese pequeño grito silencioso del cuerpo en pequeña forma de gota salada.
Recuerdo conversaciones sobre la efectiva o no existencia preciada de un Dios que defina nuestro destino, ese que busca decirnos algo cada vez que nos sucede la vida, el mismo que tendría culpa y cargo de la tristeza y también dueño de nuestros logros y alegrías.
Pero no creo que todo sea tan fácil, aunque no soy quien, no me siento con la habilidad suficiente de afirmar o negar algún efecto sobre la existencia de nada. A penas si intento no hacerme “problema” por las cosas que tiene solución, dado que sería más efectivo hacerme “solución”, y tampoco hacerme “problema” si no tiene “solución” probablemente me convendría aceptarlo y seguir adelante. Hermosa teoría que en estos 25 años fue imposible de hacer eficaz.
Y se me viene a la mente esa despedida en la que las gotitas y la presión se me vinieron a la piel, esas que te trae la impotencia, el no saber, sentir ser una cosa chiquita parada frente a una situación nueva, tan inmensa de tener tanto en el cuerpo que no sabe donde vivir. Confieso que por momentos preferiría correr, cambiar de identidad, ser otra mujer, que me gusten otras cosas, que mis miedos sean otros, que todo sea distinto, que mis ojos no se vean así frente al espejo cuando tengo miedo, que mi cuerpo no reaccione así frente a las vicisitudes de otra piel, que la voz no se me apague cuando quiero libertad.
Me detengo, es simple, ya soy grande para tanto debate del ser, mejor hago terapia y me dejo de joder, o mejor aún me ahogo en una canción y dejo todo para mañana.
Recuerdo conversaciones sobre la efectiva o no existencia preciada de un Dios que defina nuestro destino, ese que busca decirnos algo cada vez que nos sucede la vida, el mismo que tendría culpa y cargo de la tristeza y también dueño de nuestros logros y alegrías.
Pero no creo que todo sea tan fácil, aunque no soy quien, no me siento con la habilidad suficiente de afirmar o negar algún efecto sobre la existencia de nada. A penas si intento no hacerme “problema” por las cosas que tiene solución, dado que sería más efectivo hacerme “solución”, y tampoco hacerme “problema” si no tiene “solución” probablemente me convendría aceptarlo y seguir adelante. Hermosa teoría que en estos 25 años fue imposible de hacer eficaz.
Y se me viene a la mente esa despedida en la que las gotitas y la presión se me vinieron a la piel, esas que te trae la impotencia, el no saber, sentir ser una cosa chiquita parada frente a una situación nueva, tan inmensa de tener tanto en el cuerpo que no sabe donde vivir. Confieso que por momentos preferiría correr, cambiar de identidad, ser otra mujer, que me gusten otras cosas, que mis miedos sean otros, que todo sea distinto, que mis ojos no se vean así frente al espejo cuando tengo miedo, que mi cuerpo no reaccione así frente a las vicisitudes de otra piel, que la voz no se me apague cuando quiero libertad.
Me detengo, es simple, ya soy grande para tanto debate del ser, mejor hago terapia y me dejo de joder, o mejor aún me ahogo en una canción y dejo todo para mañana.
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