29 abr 2008
Quién Soy? Depende
Parada frente a esa pregunta puedo encontrar miles de respuestas y ser todas ciertas o falsas, incluso ambas al mismo tiempo. Pueden decir de mi muchas cosas, que hablo con duendes, que estoy loca, que soy ciclotímica, nada voy ni puedo negar, porque uno es según quien tiene frente. Frase que uso muy a menudo y que siento así.
Me gustan los cambios, pero me cuestan, me asustan, es como que los paro, los sufro, son espasmos radicales en mi alma, hasta en el cuerpo.
Suelo preguntarme si para los demás es así, me acongojo si es que paso de largo, si se me pasan por alto detalles, me reprocho los errores pero al final de cada etapa me detengo y contemplo los esbozos de la mujer que fui, que soy y trato de no preguntarme que seré por un tiempo, para convivir con la que soy.
Mientras escucho una canción en búsqueda de una cuota más de libertad, un paso más en el camino a la liberación definitiva, un avance en la carrera del modelo al que aspiro. A veces mi mente no para de tejer enredos, no descansa frente al debate eterno de encontrar un sentido y un estímulo para una y cada una de las cosas que conviven en mí.
Pero otras veces, tan sólo me entrego a la brisa que me regalan los días e intento pasar inadvertida por un rato, ser invisible y descansar, paro de hacer tantas preguntas y sonrío frente a una mirada tierna, a veces, me olvido de tanta pregunta y simplemente soy.
Yo soy no siendo
lo que esperan de mi,
quienes??,
no sé,
soy el temor al no saber,
y morir desconociendo,
soy la carrera contra la ausencia,
soy un manojo de soledad,
no sé lo que soy en sí,
pero sí se lo que no soy,
esa que debería ser,
la que gustaría más,
yo soy la que quisiera controlar mis sentimientos,
soy la heroína anónima
de mi propio cuento sin nombre,
soy la que intenta escribir sin nombre propio,
huyendo de la primera persona,
soy tantas cosas,
y soy tan pocas.
26 abr 2008
Parte Segunda (Idem Parte Primera)
Parte Primera (Título para zafar, no se me ocurría nada)
Había una vez….no voy a decir “truz”, a pesar de que formo parte del club de asociados a los chistes malos. En realidad, formo varios clubes…eso me recuerda una charla reciente con tres amigos, a los cuales voy a reservarme la identidad, ya que quiero protegerlos, de ellos mismos por supuesto.
Situación cotidiana: Viaje en colectivo, miro por la ventanilla y noto que la próxima es mi parada (sin connotaciones) por lo cual procedo a levantarme tocar el timbre y esperar a que el Señor Colectivero (o bondinero) estacione y abra puertas, claro que antes de que esto suceda y aún habiendo ya tocado el timbre el/la de atrás no sólo vuelve a tocar timbre sino que pregunta “bajas?”, antes de que este sujeto pregunte suelo decir con tono cortante y poco amistoso “Ya toqué!” o responder “Si!”, cuando en realidad tengo ganas de decirle “ y a vos que te parece? Que tocar timbres en paradas y esperar que la puerta se abra es deporte nacional, te parece que estoy por suicidarme y te da miedo que no me anime pedazo de infeliz!!”
La cuestión es que llegué a pensar que era parte de mi mal humor y poca tolerancia, lo cual es probablemente así, pero resulta que no estoy solita y estos tres individuas antes ya mencionados comparten este malestar.
Cuál es la razón de empezar esto así, no hay, será este un lugar para que yo transcriba conversaciones, quizá, la imaginación es algo que se agota a pasos agigantados, será este un lugar para que intente hacer análisis filosóficos con fines claramente narcisistas, imposible, de hecho no sé ni lo que quise decir, así que no intenten saber que quiero decir con esto, tampoco intenten traducir alguna metáfora que se escape por ahí, y acepten la idea de cargar de sentido propio al texto, es decir, hagan con lo que lean aquí los que les parezca.
Todos los efectos adversos quedan bajo su responsabilidad.
Situación cotidiana: Viaje en colectivo, miro por la ventanilla y noto que la próxima es mi parada (sin connotaciones) por lo cual procedo a levantarme tocar el timbre y esperar a que el Señor Colectivero (o bondinero) estacione y abra puertas, claro que antes de que esto suceda y aún habiendo ya tocado el timbre el/la de atrás no sólo vuelve a tocar timbre sino que pregunta “bajas?”, antes de que este sujeto pregunte suelo decir con tono cortante y poco amistoso “Ya toqué!” o responder “Si!”, cuando en realidad tengo ganas de decirle “ y a vos que te parece? Que tocar timbres en paradas y esperar que la puerta se abra es deporte nacional, te parece que estoy por suicidarme y te da miedo que no me anime pedazo de infeliz!!”
La cuestión es que llegué a pensar que era parte de mi mal humor y poca tolerancia, lo cual es probablemente así, pero resulta que no estoy solita y estos tres individuas antes ya mencionados comparten este malestar.
Cuál es la razón de empezar esto así, no hay, será este un lugar para que yo transcriba conversaciones, quizá, la imaginación es algo que se agota a pasos agigantados, será este un lugar para que intente hacer análisis filosóficos con fines claramente narcisistas, imposible, de hecho no sé ni lo que quise decir, así que no intenten saber que quiero decir con esto, tampoco intenten traducir alguna metáfora que se escape por ahí, y acepten la idea de cargar de sentido propio al texto, es decir, hagan con lo que lean aquí los que les parezca.
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