18 feb 2010

Canciones de cuna personalizadas, más bien sería gatularizadas…

A Mona le gusta dormir mientras le acarician su naricita y le cantan, su preferida es la del Gallo Pinto, que mamá con mucho amor la personalizó. Hace muy poquito aprendió a amasar y se queda china de tan contenta cuando práctica en la almohada.

La gerencia tiene una noticia de último momento, Mona sería omnívora incluyendo esto el consumo de lechuga, mate, calabaza, zanahoria y otros.



El gallo pinto (adaptación)



Esta monita se durmió

Y está mañana no maulló,

Todo el mundo espera su ronroneo

y…(estrofa prohibida para algunos lectores de este blog,

el objetivo es no romper la magia)

Mona Monita haz un buen ronrón.

15 feb 2010

De lo que pudo empezar siendo cuento

El encuentro tomó cuerpo, una vez más, como tantas veces, una frente a la otra. Revolviendo recuerdos, repitiendo palabras. Una vez más, como tantas otras, dónde ella está tan blanca, tan incompleta, tan a la expectativa. Y yo, tan cerca de ser lo que espera, tan cansada, tan lejos de ser lo suficientemente mágica, tan ligera de merecerla.


Otra vez, repitiendo historias que no se escriben. Otra vez con la tenacidad insuficiente. Y él, que se siente algo responsable, y yo, que temo necesitar de la avaricia de un amor para estar con ella.

Ayer, las palabras salían mejor, pero no se dio la batalla, ni las armas sagradas que me acercaran a ella. Y me acerco hoy, menos que ayer, quizá más que mañana, menos que tantos años atrás.

Entonces, quiero que él no me deje caer, quiero ser la mujer que soy par él, siempre. Quiero dejar de buscar en los gestos ambiguos, frenar la fabricación de ausencia y contemplar la cosecha de una siembra impensada.

Sobre todo quiero dejar de escuchar esos gritos de violencia cuando estoy con ella.

Quiero dejar de llorar por no ser lo que esos gritos me piden, ya no quiero auxiliar una ausencia repleta de inventos. Quiero ya no contemplar la angustia ajena.

La solución puede ser la muerte, no la del cuerpo, ningún cuerpo. La muerte de sentir que todo es incorrecto, la muerte de restar todo el tiempo, la muerte de la mirada de los otros.

Los otros son tantos, son sin nombre, son sin rostro, son sin voz.

Los otros son los gritos de violencia.