A Mona le gusta correr por el departamento tras mis tobillos mientras pega zarpazos, y mordiscones. También, suele dar saltos en el aire, intentando adueñarse de imperceptibles pelusas. Otra cosa que le apasiona son mis cortinas naranjas, trepa alto, muy alto para después esperar que yo, su madre sustituta, la rescate. Le gusta el atún, su ratón de peluche y los mimos.
Unas noches atrás se quedó obnubilada por la sonoridad de la tele, sin poder ignorar aquellas piezas de colores que se movían con gracia y velocidad. Observé como su cuerpito realizaba un pequeño vaivén con su manito levantada, pero no le presté demasiada atención.
El sábado fue puro remoloneo matutino, entre mimos y ronroneos Mona atacó mis manos, pies y rodillas; el almohadón y miles de pelusas juguetonas también fueron víctimas de sus manitos y dientes.
Hasta que no lo pudo evitar, ese pajarito azul era demasiado tentador, cantaba despiadadamente, volaba alto y virtuoso, la tentación fue inmensa para Mona. Uno, dos, tres, cuatro y ZAS! Con un salto en alto digno de olimpíada Mona se estampó contra el televisor para caer al suelo resignada y vencida.Por la mirada desafiante de Mona hacia el televisor, la redacción cree que habrá una segunda parte de esta historia.