16 nov 2009

Cuadernito de lunares rosa.

(Apuntes para la vida real)

Se rindió. Nunca podría aspirar a ser otra cosa. Su destino se marcó el día de su nacimiento. Era una simple hormiga. Sólo, que era una hormiga que quería ser paleontóloga, soñaba con conquistar enormes sábanas de dos plazas y descubrir impecables tesoros dentro de las burbujas de agua de anónimas peceras.
Su madre la preparaba desde muy pequeña para el futuro, cada día le anotaba en un cuadernito de lunares rosas recomendaciones para la carga de hojas y ramitas, punto por punto, aclaración por aclaración, escribía con minuciosidad. Era una hormiga obrera, qué otra cosa podría tener anotada en su perfecto y pulcro cuadernito de lunares rosa. Indicaciones para la vida real, nada de indicaciones para soñar.
Camino a los jardines solía detenerse en los charcos de agua y contemplar su reflejo, se imaginaba con un gigante casco con linterna y un traje especial para las profundidades de algún cajón de madera o cartón. Pequeñas lágrimitas color ámbar le caían y murmuraba “¿dónde está mi cuadernito de apuntes para soñar? ¿Quién me lo robó, quiero los lunares de soñar?”. Pero las palabras de su madre le rezaban diariamente que no existían tales lunares, ni cuadernos, ni siquiera sueños. Ella sabía que no era cierto, sus sueños eran tan claros que podía tocarlos, sentía su pesado casco, su caluroso traje.
Poco a poco, su cuadernito de lunares rosa se pobló de recomendaciones que eran tan extensas como odiosas, también se le llenó de lunares rosa el cuerpo. “ALERGIA”, sentenció el doctor con severidad. Y los lunares le dolían, le ardían, le pesaban. Como si cuadernitos de lunares rosa estuvieran adheridos en su frágil cuerpito.


Continuará…

2 comentarios:

Unknown dijo...

querémos la continuación.
Habrá una plaga de sueños que cure los lunares rosa del aburrimiento???

FABIAN dijo...

Maldito seas Freud.