Previously en la Clepsidra….
Él y yo nos miramos y dijimos que nosotros nos bajábamos antes de destino. Sabíamos que “J” bajo ninguna circunstancia iba a dejar el perro sólo.
“J” y “D” se subieron al auto con el perro, nosotros fuimos a la parte de adelante del remolque tratando de tirar la “onda” para que nos lleve a todos.
Remolque: El auto no tiene nada, lo que tendrías que hacer es llevar la abrazadera a un lubricentro para que te den otra igual. Entonces la pones en la manguera que va al radiador y la ajustas y lo probas. Si anda el ventilador se va a encender y el auto no va a calentar. Te vas a dar cuenta??
Él: Sí si, nos dejas en abrazadera y de ahí nos tomamos el micro.
Risas.
Remolque: No no, los llevo a todos, no hay problema.
Yo: Yo algo te entendí.
Fuimos hablando de viajes con el señor del remolque, de lo inconsciente que es la gente para manejar. Y siempre de lo agradecidos que estábamos por llevarnos a destino a los cuatro y el perro.
Después de unos 40 minutos llegamos, le tiramos unos mangos al del remolque y nos pusimos a hablar de la mala suerte que veníamos teniendo los últimos días.
Él: Bueno, vamos a dormir, mañana después de comer algo y caminar vamos al lubricentro a comprar la amalgama.
Yo: se te rompió una muela?? jajaj
Finalmente, arreglamos el auto, principalmente “D” con un poco de mi ayuda. Disfrutamos de los churros y un buen asadito bajo el insipiente sol del primer día y el viento y la lluvia posterior.
Eso sí, a él nunca le salió decir abrazadera, insistió con la amalgama.
Fin, por fin.
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1 comentario:
qué buena historia te inventaste!
por un momento casi me la creo
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