22 jul 2009

continuará...

Previously en la Clepsidra….

Él y yo nos miramos y dijimos que nosotros nos bajábamos antes de destino. Sabíamos que “J” bajo ninguna circunstancia iba a dejar el perro sólo.

“J” y “D” se subieron al auto con el perro, nosotros fuimos a la parte de adelante del remolque tratando de tirar la “onda” para que nos lleve a todos.

Remolque: El auto no tiene nada, lo que tendrías que hacer es llevar la abrazadera a un lubricentro para que te den otra igual. Entonces la pones en la manguera que va al radiador y la ajustas y lo probas. Si anda el ventilador se va a encender y el auto no va a calentar. Te vas a dar cuenta??

Él: Sí si, nos dejas en abrazadera y de ahí nos tomamos el micro.

Risas.

Remolque: No no, los llevo a todos, no hay problema.

Yo: Yo algo te entendí.

Fuimos hablando de viajes con el señor del remolque, de lo inconsciente que es la gente para manejar. Y siempre de lo agradecidos que estábamos por llevarnos a destino a los cuatro y el perro.

Después de unos 40 minutos llegamos, le tiramos unos mangos al del remolque y nos pusimos a hablar de la mala suerte que veníamos teniendo los últimos días.

Él: Bueno, vamos a dormir, mañana después de comer algo y caminar vamos al lubricentro a comprar la amalgama.

Yo: se te rompió una muela?? jajaj

Finalmente, arreglamos el auto, principalmente “D” con un poco de mi ayuda. Disfrutamos de los churros y un buen asadito bajo el insipiente sol del primer día y el viento y la lluvia posterior.
Eso sí, a él nunca le salió decir abrazadera, insistió con la amalgama.


Fin, por fin.

1 comentario:

FABIAN dijo...

qué buena historia te inventaste!

por un momento casi me la creo