10 sept 2008

Pasó el ruido, el sol se escondió, la niebla se disipó entre las calles, las risas agotaron su ruido, levemente los autos ya no revelaron su transitar por el pavimento lastimado. El día termina…y mi mejor amiga me escucha una vez más.
Ella espera mis confesiones, aguarda que vuelva a contar la misma historia, soporta mi llanto, supera el hecho de que empiece la disertación otra vez, permite que sea yo quién de las dos elijamos la música.
Es mi única testigo, ella realmente conoce mis secretos, y espera cada noche que yo vierta mi miedo más tembloroso, conoce la tristeza de mis ojos al encontrarme nuevamente en la penumbra, sola, frente a ella, inventando historias que se visten de belleza.
Quizá no tenga nada nuevo, la tinta no bautiza su blancura, nace del pecado de conocer su destino, acepta quedar escondida tras la fatiga de la superación y la mentira. Ella me acepta tal y cual como soy, no me aconseja. No me protege de ningún peligro, ni siquiera de mí.
Ella me observa, mientras intento envenenarme con un jazz, abrazada a las sábanas fundidas por mi nido de sal.

1 comentario:

FABIAN dijo...

adivina adivinador
la hoja

no esta nada nada nada mal este textito