8 abr 2010

Susurros en una habitación muda.

En la casa vive una mujer sola, su mente es habitada por varias almas, cada una se le nota en las grietas de la piel como arrugas con nombre. Cada alma susurra su mandato, la mujer intenta obedecer cada susurro, hasta el punto de desoír los susurros de su cuerpo como marioneta con corazón a pila.

En la casa existe una habitación de 45 relojes y una luz parpadeante.

Quizá la luz parpadeante sea el sol y los relojes marquen su salida y entrada.

¿Qué Dios pondrá baterías esta vez, que espera su Dios de ella. Quiénes son los dioses y por qué habitan su mente?

Las horas de esos relojes son diferentes y ambiguas. Ella aún no decidió a cuáles de todos los relojes matará, ni a qué lunas o soles llevará a los cementerios.

La mujer deambula la casa, buscando algún lugar, una habitación a la cual los Dioses no puedan acceder, una habitación donde los susurros se hagan mudos, o sus oídos sordos, o al menos un sol, entre tantos soles, que queme tanto la piel hasta curtirla y perderla como escamas.

1 comentario:

FABIAN dijo...

Conciencia, habitación vacía. Inconciencia, nuevas almas.